Soy scout, ¿y qué?

“Sí… ¿y qué? ¿Qué quieres decir con eso de que eres scout? ¿Qué es ser scout?

Ninguno dudaría en responderte: “sí, soy scout” (estoy totalmente convencida de que todo scout del mundo respondería con orgullo a esta pregunta). Sin embargo, al igual que me sucede a mí en este momento, no le resultaría fácil explicarte qué es ser scout, al menos no de una forma objetiva. Me atrevo a decir además que no encontrarás dos contestaciones iguales, incluso la misma persona pasado un tiempo te daría una respuesta diferente.

Ser scout es enseñar sin dejar nunca de seguir aprendiendo,  sin olvidar que desde el niño más pequeño hasta el jefe (monitor) más antiguo tendrán siempre algo que aportarte.

Ser scout es mirar al cielo desde la ventana de tu casa y ver en la luna el reflejo de cientos de noches de campamento, es añorar el brillo de las estrellas, el rocío de la mañana al caminar a formación medio dormido, que te empapa las deportivas y te llega hasta los calcetines, es ser capaz de imaginar sobre el ruido de la ciudad los sonidos naturales del silencio de una noche de campamento.

Ser scout es dar sin esperar nada a cambio, es compartir, hacer siempre lo mejor, estar alerta y siempre listo para servir.

Ser scout es que el sonido de una guitarra te murmure mil recuerdos, es mirar a tu alrededor en un guitarreo y ver la misma emoción y sentimientos en los ojos de los que te rodean.

Ser scout es caminar un sábado por la tarde con la pañoleta al cuello y alzar la cabeza cuando la gente por la calle “te mira raro” mientras piensas “soy scout”, y sentirte orgulloso.

Ser scout es ayudar al prójimo en toda circunstancia, es hacer cada día una buena acción, es unión, es compromiso.

Ser scout es irte de volante con tus compañeros de unidad, dormir al aire libre, pasar varios días sin encontrar un sitio donde ducharte, comer latas, salchichas, queso y demás “comida de marcha” y sentir que no envidias nada a los viajes programados en grandes hoteles con comidas de lujo.

Ser scout es sonreír cuando ves una flor de lis en los sitios más extraños, emocionarte y que tus amigos no entiendan el motivo.

Ser scout es hacer cola para pedir un cartón de leche vacío y fabricar un pote (vaso de metal) improvisado para desayunar por la mañana porque no encuentras el tuyo, es comer con otra persona en el mismo plato porque alguno de los dos “lo ha perdido”, es compartir hasta la última cantimplora de agua del camino sin saber cuándo encontraréis la próxima fuente de agua potable.

Ser scout es dar ejemplo, es educación por la acción y no a través de la palabra.

Ser scout es tener ropa especial de campamento, es saber que con una simple bolsa de basura puedes disfrazarte de millones de cosas, es acabar calado en los juegos de agua o pintado hasta las cejas en las guerras de pintura.

Ser scout es mirarte al cuello y no ver en él un pañuelo sino una promesa, es ver en la suciedad que acumula después de un campamento millones de recuerdos y buenos momentos, es sentirte la persona más especial del mundo cuando alguien te pide que seas su padrino/madrina, es emocionarte en una ceremonia, en formación o en una vela de armas, es quedarte sin lágrimas en un salto de rama, es ver marchar a los que un día fueron tus jefes, es darte cuenta de que llegará el día en el que podrás seguir sus pasos.

Ser scout es sentirte a salvo bajo la tela de una tienda de campaña junto a tus amigos a pesar de que esté lloviendo, tronando o escuches ruidos extraños en la noche.

Ser scout es sentir ese nudo de nervios y emoción en el estómago al hacer la mochila el día antes a las tantas de la noche sabiendo que es inevitable olvidarte algo pero cargándola de muchas ganas e ilusión. Es vivir cada acampada y campamento exprimiendo cada segundo al máximo como si fuese la primera vez… como si fuese la última.

Ser scout es una de las mejores cosas que pueden pasarle a alguien en la vida.

Ser scout Es imposible explicar todo esto si no lo has vivido alguna vez. Nadie puede explicarte qué es ser scout… porque hay que sentirlo, no te lo pueden contar.